Optar por energías limpias, como los sistemas fotovoltaicos, ya no es una mera tendencia, sino una necesidad climática impulsada por la ONU y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para que todos los países comprometidos disminuyan las emisiones contaminantes hacia la atmósfera y mejoren la trazabilidad de los procesos productivos.
En el ámbito industrial, la apuesta por una economía descarbonizada y sostenible se ve respaldada por la diferencia de los costos de electricidad entre fuentes fósiles y energías limpias; ya que, al impulsar los recursos energéticos limpios y renovables, como la energía solar, la eólica o la biomasa, se desarrollan mejoras tecnológicas que aumentan la competitividad y disminuyen los riesgos de la emergencia climática.
Por ejemplo, la transición energética en América Latina ha tenido un aumento en el uso de energías renovables, donde Chile, Uruguay y Costa Rica son algunos de los países que han invertido más esfuerzos en los últimos años. Sin embargo, el abandono de los combustibles fósiles es una batalla constante, ya que el 75% del suministro de energía primaria de la región proviene de fuentes no renovables.
Por su parte, México tiene una ventana de oportunidad para la implementación de sistemas fotovoltaicos debido a los altos niveles de radiación solar presentes en el territorio, con una irradiación media anual de 6.36 kWh/m2 por día. Las industrias que actualmente autoconsumen y almacenan energía solar están libres de vaivenes en los costos de las tarifas eléctricas, cuentan con beneficios en gastos operativos, se enfilan para la obtención de certificaciones en materia de sostenibilidad y aumentan su valor y confianza frente a los consumidores.
El correcto diseño e instalación de sistemas fotovoltaicos permite el aprovechamiento de espacios vacíos en las instalaciones de las empresas, que apoyan en la rentabilidad de las operaciones y ayudan a sobrellevar las diversas dificultades ocasionadas por la pandemia de COVID-19. Además, las herramientas tecnológicas, como las aplicaciones de monitoreo de consumo y generación de energía ofrecidas por instaladores, como Enlight, la calidad de los componentes y el mantenimiento a los paneles solares ofrecen una vida útil de más de 30 años de energía limpia.
Aunado a esto, según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la descarbonización en América Latina podría generar hasta 15 millones de nuevos puestos de trabajo en general y 100 mil empleos a tiempo completo en el sector eléctrico renovable para 2030. Así mismo y debido a los cuantiosos recursos existentes, esta región podría obtener hasta un 80% del total de su electricidad por medio de energías limpias, con lo cual ayudaría a limitar el calentamiento global a 2°C para 2030.
La innovación en el proceso de generación y almacenamiento de energía, así como su apoyo al medio ambiente aseguran que el aumento del uso de energías renovables es técnica y económicamente factible. Sin duda, el aprovechamiento de los recursos naturales es una oportunidad destacada para países, industrias y comunidades en pro del bienestar actual y el de futuras generaciones. La demanda de energía accesible y de una economía global descarbonizada y circular obliga a un cambio de paradigma y a la mejora y expansión de infraestructura junto a la implementación de tecnologías como factores cruciales de cambio para estimular el crecimiento, el desarrollo y la mejora de las condiciones sociales y medioambientales de la población mundial.
Columna escrita por Aidana Velázquez, Gerente de Relaciones Institucionales de Enlight, para PV Magazine.