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El informe anual de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) sobre el estado de los servicios climáticos, que incluye aportaciones de 26 organizaciones diferentes, se centró este año en la energía, esto porque, de acuerdo con el informe, la energía es la clave de los acuerdos internacionales sobre desarrollo sostenible y cambio climático y, en general, de la salud del planeta.
El informe presentado el 11 de octubre por la OMM, portavoz autorizado de las Naciones Unidas sobre el tiempo, el clima y el agua, es parte de los informes anuales realizados por este organismo desde 2019 sobre el estado de los servicios climáticos en respuesta a una petición de las Naciones Unidas de obtener más información acerca de las necesidades de adaptación de los países.
La edición de este año incorporó la aportación de más asociados que nunca. Entre ellos se encuentran la Agencia Internacional de Energía, el Organismo Internacional de Energía Atómica, la IRENA, ONU-Energía, el Fondo de Adaptación, el Fondo Verde para el Clima y el Fondo para el Medio Ambiente Mundial, junto con distintas organizaciones del sector privado y de la sociedad civil.
Este 2022, la OMM pidió que el suministro de electricidad generado por fuentes de energía limpia se duplique en los próximos ocho años para limitar el aumento de la temperatura mundial.
De lo contrario, según el informe interinstitucional, existe el riesgo de que el cambio climático, el aumento de los fenómenos meteorológicos extremos y el estrés hídrico debiliten la seguridad energética global e incluso pongan en peligro el suministro de energías renovables.
Además, para satisfacer la creciente demanda de electricidad, que ha tenido un aumento global del 30% en los últimos 10 años, es necesario el acceso a información y servicios fiables sobre el tiempo, el agua y el clima cada vez más importantes para reforzar la resiliencia de la infraestructura energética.
De acuerdo con dicho informe, se pronostica que para 2050 las necesidades mundiales de electricidad se cubrirán principalmente con energías renovables, entre las que la energía solar será la mayor fuente de suministro. Por lo que se deben aprovechar desde ahora las oportunidades que ofrecen este tipo de fuentes para ayudar a combatir el cambio climático, mejorar la calidad del aire, conservar los recursos hídricos, proteger el medioambiente, crear puestos de trabajo y garantizar un futuro sustentable.
“Debemos responder urgentemente al creciente impacto del cambio climático en los sistemas energéticos si queremos mantener la seguridad energética mientras aceleramos la transición a las emisiones netas cero”, afirmó el doctor Fatih Birol, director ejecutivo de la Agencia Internacional de Energía.
“Avanzar en la transición a las energías renovables es una opción estratégica para aportar energía asequible, puestos de trabajo, crecimiento económico y un medioambiente resiliente para las personas y las comunidades sobre el terreno”, Francesco La Camera, director general de la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA).
En la acción climática debe ser prioridad la energía
A pesar de los riesgos latentes, solo el 40% de los planes de acción climática presentados por los gobiernos en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) dan prioridad a la adaptación renovable en el sector energético, y la inversión es baja en una medida equivalente.
Por lo mismo, el suministro de fuentes de bajas emisiones debería duplicarse de aquí a 2030 para que el mundo alcance el objetivo de emisiones netas cero en 2050.
Además, la transición a las energías renovables contribuirá a aliviar el creciente estrés hídrico mundial, puesto que la cantidad de agua utilizada para generar electricidad mediante la energía solar y eólica es mucho menor que la que utilizan las centrales eléctricas más tradicionales, las cuales se abastecen de combustibles fósiles o energía nuclear.
Sin embargo, los compromisos actuales de los países están muy por debajo de los niveles necesarios para cumplir los objetivos fijados por el Acuerdo de París, lo que se traduce en una brecha del 70% en la cantidad necesaria de reducciones de emisiones para 2030.
Las promesas relativas a las energías renovables representan menos de la mitad del nivel necesario. Para alcanzar el objetivo mundial a largo plazo del Acuerdo de París (evitar que la temperatura media global suba por encima de los 1.5 grados este siglo) se calcula que es necesario instalar 7.1 Terawatts (TW) de capacidad de energía limpia de aquí a 2030, según las cifras citadas en el informe.
Las políticas y normativas necesarias para posibilitar la descarbonización del sector energético siguen siendo especialmente deficientes en África, América del Sur y Asia, según el Banco Mundial.
Asimismo, el reconocimiento de la necesidad de servicios para respaldar las energías renovables, como el almacenamiento de energía, es particularmente bajo en las contribuciones determinadas con arreglo al Acuerdo de París.
“El sector energético genera alrededor de tres cuartas partes de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. La transición a formas limpias de generación de electricidad, como la solar, la eólica y la hidroeléctrica, y el aumento de la eficiencia energética, es esencial si queremos prosperar en el siglo XXI. El objetivo es lograr emisiones netas cero en 2050. Sin embargo, solo conseguiremos ese objetivo si duplicamos el suministro de electricidad de bajas emisiones en los próximos ocho años”, afirmó el profesor Petteri Taalas, secretario general de la OMM.
Con información de la Organización Meteorológica Mundial y Energía Estratégica