Los cambios en los sistemas de producción automotriz están ampliamente relacionados con adelantos tecnológicos y los cambios del mundo global. En los últimos años, el sector automotriz se ha caracterizado por una profunda y alta dinámica de competitividad, cuya característica principal es que las grandes compañías ensambladoras tienen que aportar valor agregado al proceso de fabricación de vehículos automotores que incluya una serie de responsabilidades medioambientales y sociales.
La innovación tecnológica ha estado presente en la industria automotriz desde siempre; ya sea para mejorar los sistemas productivos, el funcionamiento y la confiabilidad de las unidades, y más recientemente, enfocado en las áreas de seguridad, reducción del impacto al medio ambiente, avance en los sistemas de navegación y electrónico, hasta llegar a las innovaciones tecnológicas puestas en marcha por algunas ensambladoras como una estrategia para aumentar la penetración en el mercado de ciertos modelos en particular, como los vehículos híbridos.
El desarrollo tecnológico ha propiciado que el sector automotriz haya automatizado y electrificado sus procesos de producción y dependa menos de lo mecánico. De acuerdo con el Sistema de Información Energética de la Secretaría de Energía, el consumo energético total del sector automotriz fue de 18.357 petajoules en 2020 (5,099 GWh, lo que equivale al 2% del consumo total del país) y en la Encuesta sobre el Consumo de Energía en el Sector Industrial, la industria automotriz en México aumentó en 74.5% su consumo de energía en los últimos 10 años.
Se estima que para 2036, el consumo de energía eléctrica requerida por este sector pueda alcanzar los 13,283 GWh, lo que representaría el 2.8% del consumo neto del Sistema Eléctrico Nacional, haciendo los nuevos requerimientos en emisiones contaminantes y eficiencia energética consideraciones importantes para la industria.
De acuerdo con el Programa para el Desarrollo del Sistema Eléctrico Nacional (PRODESEN) 2022-2036, México ha desarrollado una fuerte capacidad de manufactura y logística en la industria automotriz, pudiendo ser factor relevante para alcanzar los objetivos de la Transición Energética de México (TES) y a la Estrategia Nacional de Movilidad Eléctrica (ENME), en donde se establecen las bases y pautas para para promover el uso de tecnologías y combustibles más limpios que permitan impulsar y posicionar a nivel nacional la movilidad eléctrica como una alternativa viable y sostenible.
La TES y la ENME representan la evolución planificada de la matriz energética del país en un escenario de planeación a 30 años. Esta transición requiere sustituir la mayor parte de la energía primaria de origen fósil del sistema energético mexicano, que representa actualmente el 86.9% de la matriz energética, para construir un nuevo sistema energético basado en una meta de participación del 35% en energías limpias para 2024.
Según el PRODESEN, México está orientando sus esfuerzos hacia una movilidad eléctrica. En 2021 se vendieron 47,079 vehículos eléctricos, vehículos híbridos y vehículos híbridos enchufables, que representaron el 4.6% del total de vehículos automotores comercializados en el país, lo que representó un aumento de ventas de 22,674 unidades (93%) con respecto al 2020.
El impacto previsto por la movilidad eléctrica para el periodo 2022-2036 con relación a las emisiones evitadas, es que pasen de 149 mtCO2e (miles de toneladas de bióxido de carbono equivalente) a 8,182 mtCO2e.
Las entidades federativas con mayor concentración de vehículos eléctricos son Ciudad de México y Estado de México con el 23.5% y el 13.4% respectivamente, seguidos por Nuevo León con el 10.1%.
Además, de acuerdo con el estudio Global Automotive Executive Survey 2020, para 2040, el parque vehicular a nivel mundial estaría constituido en un 78% por automóviles de tecnologías amigables con el medio ambiente, como son los vehículos eléctricos y los híbridos.
El uso de estas nuevas tecnologías parece indicar que en los próximos años se generará una reestructuración en el sector a nivel mundial. Actualmente, un gran número de armadoras ha comenzado la producción de esta clase de automóviles, apostando a la producción y la venta de vehículos híbridos que marcarán las pautas dentro del sector en los próximos años.
Además de esta renovación tecnológica, en las cadenas de producción y materiales, ha existido un aumento en la atención de cuestiones medioambientales, sociales y de gobierno corporativo en la gestión de los Consejos de Administración de las compañías. Los criterios ESG (del inglés, Environmental, Social and Governance) inciden en los ámbitos administrativos y de gestión empresarial, así como en las estrategias de negocio y proyección ante diferentes audiencias debido a la remuneración ética, empresarial, económica o reputacional que pueda brindar esta estrategia.
Internacionalmente diversas empresas del sector han diseñado planes con acciones para cumplir con los objetivos globales de mitigación del cambio climático. Tesla, Toyota, Geely, Nissan-Renault, Volkswagen y BMW, por mencionar algunos, están centrando sus esfuerzos en la fabricación y distribución de vehículos eléctricos (VE) con el fin de empatar sus ofertas con sus objetivos en ventas. En este sentido, Volkswagen es la marca más ambiciosa ya que pretende ofrecer 80 modelos de VE para 2025.
En México, el Monitoreo Empresarial de Reputación Corporativa (MERCO) enlistó a importantes armadoras por su compromiso medioambiental planteado en sus planes ESG e implementado en sus filiales nacionales. Nissan, General Motors, Tesla, Ford Motor Company, Toyota y Volkswagen quienes apuestan por el fortalecimiento de las alineaciones de vehículos eléctricos, optimización de la capacidad de fabricación y la competitividad del hardware y el software.
Los efectos de la pandemia y su impacto en la actividad empresarial han evidenciado la fragilidad de la actividad industrial y las dificultades que enfrentan diferentes organizaciones para predecir riesgos y afrontar desafíos de escala mundial. Esta coyuntura extraordinaria es una llamada de atención para incorporar mejores prácticas.
Los criterios ESG en la industria automotriz permiten implementar estrategias que prioricen la inclusión de fondos de inversión basados en criterios de sostenibilidad, con el fin de mejorar sus procesos sin poner en riesgo la estabilidad económica de las empresas. Además, la creación de esquemas de trabajo apegados a aspectos ESG permite la creación de relaciones duraderas y fructíferas con proveedores, clientes, consumidores y demás miembros de la cadena enfocados en el mismo propósito.
En el mundo existen índices vinculados a criterios climáticos, como la serie Low Carbon Indexes que prioriza a las empresas con menos emisiones de CO2 y que invierten en menos combustibles fósiles. Además, distintos bancos han desarrollado sus propias herramientas internas para integrar el análisis de riesgos relacionados con el cambio climático en sus sistemas de rating.
Esto cobra relevancia y es una tendencia de aplicación en la industria debido a que diversos países e instituciones multilaterales planifican una reducción progresiva de los vehículos de combustión interna.
La penetración de VE se acompaña de compromisos gubernamentales que pretenden finalizar la venta, circulación o matriculación de vehículos convencionales en áreas urbanas, lo que impacta directamente en los procesos de fabricación y venta de automóviles.
La industria global de automóviles se encuentra en un momento crucial. Según Mary T. Barra, CEO de General Motors, este sector cambiará más en los próximos cinco años debido a tres disrupciones simultáneas: la transición hacia vehículos eléctricos, la difusión de modelos de movilidad compartida y los procesos de producción sostenibles. Llevando al sector hacia la movilidad eléctrica, compartida y autónoma, las cuales están relacionadas con el cambio climático.
Asimismo, y como compromiso planteado en la pasada edición de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26), los fabricantes automovilísticos se comprometieron a alcanzar un 100% de ventas de coches y camionetas nuevas cero emisiones para 2035 o antes, con apoyo de planes ESG que les permita satisfacer la demanda; con lo cual los Tier 1, 2 y 3 involucrados en la cadena de producción deberán replantear procesos y mecanismos para adoptar soluciones energéticas sustentables dentro de todo el proceso; desde la creación hasta la venta.
Esto significa que las diferentes empresas del ramo situadas en México están preocupadas y ocupadas en encontrar socios, proveedores y procesos específicos que les permitan transitar hacia un modelo bajo en carbono, con énfasis en las regulaciones e iniciativas que promuevan una movilidad sostenible y una rentabilidad económica.
Por esto, dentro las principales fuentes energéticas sostenibles del país (hidráulica, eólica, solar y geotérmica), los sistemas fotovoltaicos juegan un papel fundamental en este cambio de paradigma.
El impulso de la producción y uso de vehículos eléctricos, así como la eficiencia energética dentro de los procesos productivos tienen un potencial considerable para la descarbonización de la automoción y constituye el desarrollo más significativo para el sector en las próximas décadas.
Uno de los desafíos relacionados con la electrificación de la automoción es su impacto sobre la demanda de energía. Recargar la batería de un vehículo eléctrico supone un consumo energético significativo, alcanzando un promedio de 90 GWh durante un ciclo pasivo de carga, es decir, recarga de energía durante un ciclo con alta demanda.
Según una proyección de Bloomberg, en 2050 la automoción eléctrica será responsable del 9% del consumo global de electricidad, lo que algunos expertos consideran que podría contribuir a reproducir la dependencia de fuentes fósiles y además podría suponer problemas de sobrecarga de la red eléctrica.
Sin embargo, otros estudios apuntan a que la penetración social y del transporte de los VE será lo suficientemente gradual y coordinada para que los proveedores de energía adopten infraestructura y adecúen su oferta para ofrecer más puntos de recarga de baterías con mejores condiciones para las redes eléctricas.
Además, la proyección en el aumento de la producción de energía basado en fuentes sostenibles disminuirá la dependencia de combustibles fósiles, ya que las baterías o sistemas de almacenamiento energético pueden acumular energía solar o eólica y los sistemas de recarga inteligente pueden adaptar los tiempos de carga a momentos de menor demanda con lo cual se estabilizarán los ciclos diarios de consumo eléctrico y se evitaría un colapso de la red.
En este sentido, la energía solar es una oferta destacable ya que ofrece una tarifa eléctrica más barata y una tecnología con una vida útil de más de 30 años.
Enlight, empresa líder en Latinoamérica en instalación de paneles solares para industrias y sistemas de almacenamiento de energía, desarrolló un estudio de 27 páginas ilustrando de manera holística cómo encontrar la eficiencia energética en el sector automotriz, no solo en sus productos finales, sino también en sus procesos productivos, yendo de la mano con el uso de energías renovables y soluciones de almacenamiento para alcanzar la competitividad y el desarrollo sustentable de la industria en el país.
Lo invitamos a descargar la Guía de Eficiencia Energética para la industria Automotriz