México se encuentra en una crisis anunciada, siendo que la problemática ambiental en el país puede volverse insostenible si se sigue por el mismo camino. La situación puede llevar al país al colapso, pues son muchos los problemas ambientales que enfrenta la nación.
Hoy en día se identifican complejos problemas ambientales en el país que, de seguir así, levarían a México a una verdadera alerta ambiental. Los más apremiantes son la escasez de agua, movilidad, generación de energía, basura, contaminación, ordenamiento urbano, la deforestación y la erosión de los suelos.
En este artículo profundizaremos en estos problemas y analizaremos qué factores llevaron a México a su crisis ambiental actual; además de analizar las consecuencias a corto, mediano y largo plazo de dichos problemas y posibles soluciones como es el caso de las microrredes de energía.
México como nación es parte del Protocolo de Kioto y, generalmente, ha dado muestras de que se toma en serio la política medioambiental. Sin embargo, el país sigue enfrentándose a varias problemáticas ambientales graves.
El suministro de agua limpia en la Ciudad de México, la contaminación atmosférica en la capital y en otras ciudades densamente pobladas, la deforestación y la erosión en las zonas rurales de México son algunos de los problemas más urgentes que se enfrentan hoy en día.
En este contexto, una marcada disminución del crecimiento demográfico está aliviando algunas presiones medioambientales. No obstante, aún falta darle prioridad a las políticas destinadas a conservar el medio ambiente y por ende, falta camino por recorrer hacia el desarrollo sostenible.
Últimamente, la política ambiental se ha vuelto más sofisticada, particularmente en las ciudades con alta densidad poblacional, como la capital del país. Sin embargo, a menudo falta la aplicación de normas y reglamentos ambientales.
En materia ambiental, México cuenta con normas muy estrictas de calidad del aire debido a antecedentes graves de contaminación. Por el contrario, las normas que regulan el consumo de agua y la contaminación tanto del agua, como del suelo y del aire son mucho menos rigurosas.
Por un lado, México está interesado en elevar su perfil internacional como promotor del multilateralismo ambiental, apoyando el Protocolo de Kioto y otros acuerdos ambientales multilaterales. Con el comienzo del nuevo sexenio, se espera que México participe más activamente en estos foros internacionales, reforzando su compromiso con la protección del medio ambiente.
Por otro lado, la propia economía de México todavía depende en gran medida de la exportación de petróleo y gas, siendo que ambos son combustibles fósiles.
Esto implica que importantes iniciativas legales, como la Ley General de Cambio Climático, enfrenten problemas de implementación debido a los desafíos inherentes a la transición energética y a la necesidad de equilibrar los intereses económicos con los objetivos ambientales.
Un aspecto positivo es el aumento de la concientización del público. Desde hace una generación hay preocupación por los temas ecológicos y las autoridades y población mexicana son mucho más conscientes de las cuestiones medioambientales.
De igual forma, el uso de paneles solares en conjunto con sistemas de almacenamiento de energía (BESS) ha surgido como una alternativa viable y eficiente para afrontar la problemática ambiental en México.
Los sistemas fotovoltaicos, que convierten la energía solar en energía eléctrica, pueden ser utilizados en edificios, empresas y fábricas para producir energía, mientras que los sistemas BESS permiten ampliar su horario de uso, ya que almacenan y gestionan la energía fotovoltaica, volviéndola más eficiente y estable.
Además de ser una fuente de energía limpia y renovable, los paneles solares tienen otros beneficios ambientales: Reducen la dependencia de combustibles fósiles, lo que disminuye las emisiones de gases de efecto invernadero; generan menos residuos que otros sistemas de generación de energía; y no requieren del uso de agua, un recurso cada vez más escaso en el país.
Integrados en microrredes, los paneles solares también fortalecen la resiliencia energética al permitir un suministro constante y confiable, incluso en áreas con infraestructura eléctrica deficiente o durante cortes de energía.
Aunque el uso de paneles solares aún es incipiente en México, ya existen iniciativas y políticas públicas que buscan impulsar su adopción en empresas e industrias a través de microrredes.
Por ejemplo, existen diversos incentivos fiscales y alternativas de financiamiento para el uso de energías renovables que ayudan a que estas tecnologías, junto con las microrredes, se adopten a una mayor escala, promoviendo así un sistema energético más sostenible.
El país ha pasando por sus días más oscuros. El smog (niebla mezclada con humo y sustancias contaminantes) a causa de la contaminación vehicular llega a ser tan denso en la Ciudad de México que llega a ser imposible respirar.
Esto ocurre por la concentración de ozono en el ambiente. El ozono es un gas irritante y muy oxidante que afecta principalmente a las mucosas. La contaminación por la alta concentración de ozono afecta principalmente los sistemas respiratorio y cardiovascular además de tener un impacto ambiental importante.
Esto ha llevado a la paralización de varias ciudades del país por al menos dos días y a declarar una contingencia ambiental. En la Ciudad de México, se han suspendido actividades escolares, impuesto restricciones vehiculares y se ha recomendado evitar hacer actividades al aire libre. Esto es lo que causa la contaminación a tal nivel.
Sumado a esto, el denso smog en la ciudad en días sin viento sólo empeora las cosas. Esta niebla densa, causada por una serie de incendios es alarmante. Causa efectos irreparables a la salud humana. Respirar ese aire es riesgoso para todo aquel que lo haga.
Además, este nivel de contaminación afecta en mayor medida a los niños, pues limita su crecimiento pulmonar, les causa irritación en los ojos, escurrimiento nasal y el desarrollo de enfermedades cardiovasculares.
Pero, ¿qué tan grave es el problema? De acuerdo con expertos del Centro de Ciencias de la Atmósfera, la situación es crítica. El estándar internacional para una crisis es de 25 micrómetros por metro cúbico de partículas (PM 2.5). De acuerdo a mediciones nacionales, México estuvo entre 110 micrómetros de PM 2.5 por una semana. Ésta es la norma internacional de la Organización Mundial de la Salud.
La producción de energía eléctrica es una de las principales fuentes de contaminación del aire en México. La combustión de combustibles fósiles, como el carbón y el petróleo, liberan gases tóxicos como el dióxido de carbono, el óxido de nitrógeno y el dióxido de azufre, lo que contribuye a la contaminación del aire y a una serie de problemas ambientales, como el cambio climático y la lluvia ácida.
Sin embargo, una solución viable para abordar esta problemática del aire en México es la energía solar. Los paneles solares son una fuente de energía sostenible que no emite gases de efecto invernadero. Además, la instalación de sistemas de almacenamiento de energía permite que la energía solar se pueda almacenar para su uso posterior, lo que garantiza una fuente constante de energía.
Esto significa que aunque el sol no esté siempre brillando, la electricidad generada durante el día se puede almacenar para su uso por la noche.
En México, el uso de paneles solares y sistemas de almacenamiento de energía se está expandiendo rápidamente. Esto se debe en parte a los esfuerzos para incentivar la producción de energía limpia y renovable y también a la creciente conciencia pública sobre la importancia de la sostenibilidad y la protección del medio ambiente.
El uso de paneles solares junto con almacenamiento de energía puede ser una solución viable para abordar la problemática de la contaminación del aire en México. Estas tecnologías ofrecen una alternativa limpia y sostenible al uso de combustibles fósiles y México tiene un camino más claro para avanzar hacia un futuro más seguro y sostenible.
Expertos en el área concluyen en una cosa: el escenario catastrófico pudo haberse prevenido. Los científicos mexicanos concuerdan que se necesitaban planes de acción claros para los meses más calientes, pues cada año es común que ocurran incendios debido a las altas temperaturas en mayo y junio.
México ha registrado más de 7,000 incendios forestales anuales que han quemado más de un millón de hectáreas, exacerbados por condiciones secas y las altas temperaturas agravadas por fenómenos como las olas de calor. Aunque las precipitaciones han ayudado en algunos casos, la falta de un enfoque preventivo robusto sigue resultando en que cada año se enfrente esta crisis.
Por otra parte, los expertos consideran que los planes de contingencia no son suficientes. Las medidas, que se han enfocado en limitar la movilidad, causan mínimo impacto. Solo evitan que el problema empeore a corto plazo.
Sin embargo, se puede esperar que, de no tomarse medidas concretas, los próximos años sean peor. La concientización debe incrementarse y las autoridades deben capacitarse para enfrentar el problema. Es importante que en sectores como el industrial se promuevan estilos de operación más sustentables y menos contaminantes.
Los expertos consideran ciertas medidas que deben tomarse. Se deben diseñar cuidadosos planes de acción y contingencia. Se debe promover la producción sostenible a través de la eficiencia operativa y concientizar sobre la movilidad no motorizada.
En mayo de 2024, la Ciudad de México vivió otro de los episodios ambientales más críticos en términos de calidad del aire. Las altas temperaturas y una serie de incendios forestales contribuyeron a que la contaminación alcanzara niveles alarmantes, llevando a la activación de múltiples contingencias ambientales.
Este episodio fue uno de los más severos en años recientes, comparado incluso con las peores crisis de contaminación en la ciudad.
Durante ese mes, se registraron concentraciones de ozono y partículas finas que deterioraron significativamente la calidad del aire, lo que llevó a las autoridades a emitir una alerta ambiental.
Como parte de las medidas de contingencia, se implementó el doble "Hoy No Circula" para intentar mitigar los efectos, aunque los niveles de contaminación se mantuvieron peligrosamente altos durante varios días, prolongando la contingencia ambiental por 48 horas consecutivas en algunas zonas del valle de México.
Actualmente, México enfrenta diversos problemas ambientales que impactan significativamente el entorno natural y la calidad de vida de sus habitantes.
Entre los principales desafíos de los últimos años se encuentran las olas de calor cada vez más frecuentes, la deforestación de grandes zonas naturales para megaproyectos, temperaturas extremas en América del Norte que afectan la generación eléctrica y la escasez de agua que impacta directamente en los grandes sistemas de abastecimiento que sirven a diferentes regiones del país, como el Sistema Cutzamala y el Sistema Lerma.
A continuación, se presentan detalles actualizados y estadísticos de estos problemas, así como las posibles soluciones mediante el uso de energías renovables.
Las olas de calor son uno de los problemas ambientales de México que han aumentado en frecuencia e intensidad debido al cambio climático. Durante el verano de 2023, varias regiones del país experimentaron temperaturas récord, superando los 45°C en algunas áreas del norte del país, haciendo de ese año el más caliente en la historia reciente de México, superando registros anteriores.
Sin embargo, existe una alta probabilidad de que 2024 pueda superar este récord, dado que las temperaturas continúan aumentando debido a factores como el cambio climático y el fenómeno de El Niño.
Estos eventos extremos afectan la salud pública, incrementando el riesgo de enfermedades relacionadas con el calor y elevan la demanda de energía debido al uso intensivo de sistemas de refrigeración y aires acondicionados.
La construcción de diversos megaproyectos de infraestructura y transporte en los últimos años ha generado controversia por la deforestación asociada, un ejemplo es la construcción del Tren Maya que inició en 2018.
Se estima que el proyecto podría afectar hasta 1.5 millones de hectáreas de selva, poniendo en riesgo la biodiversidad y los servicios ecosistémicos que estos bosques proporcionan. Además de que la pérdida de cobertura forestal contribuye al aumento de emisiones de CO2, exacerbando la aceleración del cambio climático.
Uno de los problemas ambientales que causó mucho ruido fueron los niveles extremos de las bajas temperaturas en el estado de Texas, en Estados Unidos, especialmente durante eventos como la tormenta invernal de febrero de 2021.
Esto debido a que las temperaturas afectaron gravemente el suministro de gas natural, impactando directamente el suministro para México, especialmente para la Comisión Federal de Electricidad (CFE), que utiliza el gas natural como uno de sus principales insumos para la generación de electricidad y la baja disponibilidad de esta recurso tuvo impactos en la generación eléctrica y la industria.
El Sistema Cutzamala, que abastece el 26% del agua potable que se consume en el valle de México, enfrenta una escasez crítica. Los niveles de agua en las presas del sistema han disminuido significativamente debido a la sequía prolongada, un fenómeno que agrava los problemas ambientales en México.
El Sistema Valle de Bravo, parte integral del Sistema Cutzamala, ha estado operando a niveles críticamente bajos. Durante 2023 y 2024, este embalse, junto con otros del Sistema Cutzamala, ha mantenido niveles de agua peligrosamente bajos, llegando a estar cerca del 27% de su capacidad total, lo que genera una seria preocupación por la capacidad de abastecimiento de agua para la Ciudad de México y el Estado de México. Esta situación refleja claramente uno de los muchos problemas ambientales que enfrenta la región.
El Sistema Cutzamala abastece principalmente a las delegaciones del poniente y suroeste de la Ciudad de México y suministra agua a diversos municipios del Estado de México, como Ecatepec, Naucalpan, Tlalnepantla, Atizapán de Zaragoza y otros que se encuentran en la periferia de la capital. En total, el Sistema Cutzamala abastece a cerca de 5 millones de personas en la zona metropolitana del valle de México, siendo un ejemplo más de cómo los problemas ambientales en México afectan a millones de ciudadanos.
Además de lo anterior, México cuenta con varios otros sistemas importantes de abastecimiento de agua que sirven a diferentes regiones del país y que también enfrentan situaciones críticas de escasez.
El Sistema Lerma, que incluye al Lago de Chapala, ha vivido una de sus peores crisis, con niveles de agua extremadamente bajos debido a la persistente sequía y la sobreexplotación, lo que agudiza los problemas ambientales en la región. Esta situación ha causado tandeos prolongados, afectando a miles de personas en la zona metropolitana de Guadalajara.
En el Sistema Chapala-Guadalajara, también centrado en el Lago de Chapala, los problemas han sido igualmente severos. La crisis hídrica ha provocado interrupciones en el servicio de agua en varias zonas de Guadalajara, exacerbada por la escasez y la mala gestión del recurso.
La pérdida de aproximadamente un metro con veinte centímetros en el Lago de Chapala en lo que va de la presente época de estiaje es otra muestra de los serios problemas ambientales en México. Esta sequía extraordinaria, la peor de las últimas dos décadas, junto con cinco años de malas lluvias, ha generado un déficit de agua importante.
El Sistema Río Colorado-Tijuana también ha estado al borde de la escasez, particularmente en Tijuana, donde las condiciones se han deteriorado aún más. Las sequías prolongadas y la sobreexplotación del agua del Río Colorado han llevado a racionamientos severos y a una situación crítica para el suministro de agua en la ciudad.
Por su parte, el Sistema Pánuco, que abastece a la ciudad de Monterrey, ha enfrentado presiones debido a la alta demanda y la variabilidad climática, especialmente durante los periodos de sequía que afectan al noreste del país. Aunque los reportes específicos son menos frecuentes, la región continúa bajo riesgo debido a la inestabilidad del suministro, una preocupación más que se suma a los problemas ambientales en México.
El Sistema Acueducto Independencia, que sirve a Hermosillo, Sonora, también ha experimentado dificultades. La combinación de altas temperaturas y escasas precipitaciones ha comprometido la capacidad del acueducto para satisfacer la demanda de agua en la región, reflejando nuevamente la vulnerabilidad de México frente a este tipo de problemas ambientales.
Estos desafíos reflejan la creciente vulnerabilidad de los sistemas hídricos de México ante el cambio climático, la sequía y la sobreexplotación, subrayando la necesidad urgente de una gestión más efectiva y sostenible de los recursos hídricos en el territorio.
La crisis del agua es uno de los problemas ambientales en México más críticos y requiere de soluciones integrales para evitar mayores impactos en la población y el medio ambiente.
Para abordar estos desafíos, la implementación de energías renovables ofrece una parte importante de la solución hacia mejorar los problemas ambientales que tiene México.
Incrementar la capacidad instalada de energías limpias en la matriz energética del país reduce la dependencia de combustibles fósiles y disminuye las emisiones de CO2. La integración de paneles solares en microrredes permite un suministro energético más confiable y resiliente, especialmente en áreas vulnerables a interrupciones en el suministro de gas y otros hidrocarburos.
Por otro lado, implementar proyectos de reforestación y conservación de bosques y selvas no solo compensa la pérdida de cobertura vegetal causada por megaproyectos, sino que también captura carbono y protege la biodiversidad de estas áreas críticas.
Invertir en tecnologías de gestión eficiente del agua, como la desalación impulsada por energías limpias y la reutilización de aguas residuales, puede aliviar la presión sobre los diversos sistemas de abastecimiento hídrico del país y garantizar un suministro de agua más sostenible frente a la creciente probabilidad de sequías por el cambio climático.
Un ejemplo de lo anterior es que desde 2023 con el proyecto Escuelas de Captación se han instalado más de 2,000 sistemas de captación de agua de lluvia (SCALL) en más de 1,800 planteles y espacios educativos de todos los niveles educativos en la Ciudad de México, con lo que se ha beneficiado a más de 1.3 millones de usuarios totales considerando personal y estudiantes con una inversión de 300 millones de pesos.
Es sabido que enfrentar las problemáticas ambientales de México requiere un enfoque integral que combine la mitigación de los efectos del cambio climático con el desarrollo de infraestructuras resilientes y sostenibles que eviten seguir emitiendo gases tóxicos a la atmósfera.
La transición hacia energías renovables, junto con el uso de microrredes, puede ayudar a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y fortalecer la capacidad del país para enfrentar futuros desafíos climáticos y ambientales.
En la actualidad, las ciudades mexicanas están dominadas por los vehículos a motor. Las estimaciones recientes sugieren una tendencia alarmante en el uso de automóviles privados, donde la flota de vehículos podría alcanzar los 70 millones de vehículos en 2030.
Esta tendencia posee retos ambientales para México, entre ellos, la congestión de tráfico y contaminación del aire que resultan especialmente de una flota de vehículos viejos. Por otro lado, la falta de inversiones en tecnologías sostenibles.
Además, de acuerdo con el Centro Mario Molina, los mexicanos pasan en promedio dos horas diarias en el transporte. Esto trae consecuencias negativas para cinco áreas urbanas de México: Valle de México, Monterrey, Guadalajara, Puebla-Tlaxcala y León (42% de la población urbana).
Las consecuencias son la congestión ambiental, contaminación local, ruido, emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y los accidentes automovilísticos, generando un costo social equivalente al 4% del PIB total de estas ciudades.
Sin embargo, no todo está perdido. En los últimos años, se han puesto en marcha diversas iniciativas de diversos sectores para promover la electromovilidad dentro del país.
Hoy en día una de las herramientas más importantes es la implementación de políticas públicas que incentiven la producción y adquisición de vehículos eléctricos. Además, es importante llevar a cabo programas de infraestructura para la instalación de puntos de carga en las principales ciudades del país, así como la creación de carriles exclusivos para vehículos eléctricos.
En el caso de la utilización de sistemas fotovoltaicos, México cuenta con una de las ubicaciones más adecuadas para su aplicación, lo que se puede aprovechar para la generación de energía limpia y renovable para cargar los vehículos.
Por otro lado, el almacenamiento de energía solar es fundamental para garantizar el suministro eléctrico limpio a los vehículos durante el trayecto, incluso en zonas alejadas de las redes de distribución eléctrica.
A pesar de que México aún tiene un largo camino por recorrer en el ámbito de la electromovilidad, se están dando pasos importantes y se espera que, con el tiempo, cada vez más personas y empresas apuesten por esta alternativa para disminuir la contaminación y fomentar la movilidad sustentable.
Como base de lo anterior tenemos el ambicioso objetivo que plantea la Estrategia Nacional de Movilidad Eléctrica (ENME), donde pone como meta el año 2030 para que el 50% de la venta de vehículos nuevos ligeros y pesados en México corresponda a unidades cero emisiones.
Además, esta iniciativa también tiene como propósito que al principio de la próxima década las 10 ciudades y zonas urbanas del país con más altas emisiones de gases de efecto invernadero incorporen vehículos eléctricos a sus sistemas de transporte público.
Las primeras acciones se tomaron en 2007. En respuesta a los importantes desafíos, la Ciudad de México elaboró el Plan Verde, el cual incluía programas de transporte y movilidad.
Junto con el Plan Verde y un Programa Integrado de Transporte Urbano, se promovió una estrategia de movilidad con bicicletas. Estos programas se basaron en mejorar el transporte urbano masivo.
Los objetivos de dichos planes incluían:
Otra iniciativa es el sistema de bicicletas públicas Ecobici, uno de los éxitos de la promoción de los usos sostenibles del transporte. Fue lanzado en 2010 como parte de la Estrategia de Movilidad en Bicicleta de la Ciudad de México.
Inició operaciones con 85 estaciones y actualmente cuenta con 689 y más de 9,300 bicicletas en circulación. Los usuarios de Ecobici son encuestados y el sistema es evaluado cada año. Con alrededor de 80,000 usuarios activos por semana, se realizan en promedio entre 25,000 y 30,000 viajes diarios. Esto lo coloca entre los 10 sistemas públicos de bicicletas más grandes del mundo y como el sistema de bicicletas compartidas más grande e importante de Latinoamérica.
Otra iniciativa del gobierno es el evento Muévete en Bici. Desde 2007, parte del Paseo de la Reforma de la Ciudad de México, una de las avenidas principales de la ciudad, se cierra regularmente al paso de los coches para dar cabida a peatones y ciclistas en el marco de dicho evento. Este evento, que en 2024 celebró su 17º aniversario, se ha convertido en uno de los eventos más grandes de Latinoamérica que promueven la movilidad sostenible.
A lo largo de los años, Muévete en Bici ha acumulado un total de 28 millones de asistentes, con récords de participación como el del 7 de abril de 2024, cuando más de 115 mil personas participaron, superando la marca anterior de 111 mil personas establecida el 24 de octubre de 2021. Además, el Paseo Nocturno del 9 de noviembre de 2019 registró una asistencia récord de más de 147 mil personas.
Por otro lado, en 2008, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales inauguró una Oficina de Estrategia de Movilidad No Motorizada. Esto para coordinar la construcción de una mejor infraestructura de bicicletas. También la integración de la bicicleta en el sistema de transporte más amplio.
Esta iniciativa ha fomentado la creación de una cultura urbana del uso de la bicicleta y ha aumentado el acceso de todos los residentes de la ciudad al uso de la misma.
La peatonalización de los centros históricos y barrios de la ciudad comenzó en 2010. La infraestructura ciclista se introdujo como parte del “Programa de Corredores de Movilidad No Motorizada”. Con este programa se añadieron 31 kilómetros de carriles para bicicletas.
Recientemente, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) alertó sobre el agua mexicana, clasificando el agua potable en la mayoría de las regiones de México como fuertemente contaminada o excesivamente contaminada.
Sobra decir que las consecuencias de esto son graves, por ejemplo, en el estado de Oaxaca una gran cantidad de personas han muerto por consumir agua contaminada y se estima que un tercio de los problemas gastrointestinales que sufren los mexicanos podría deberse a esta contaminación.
En México, los sistemas hidráulicos tienen al menos 500 años de antigüedad, lo que puede ser la causa de la mala calidad del agua, dijo la OCDE, pues desde tiempos remotos se iniciaron las maniobras en manantiales, lagos, lagunas y ríos.
Un problema importante que México enfrenta en el siglo XXI es la escasez de agua, ya que más de la mitad de la tierra del país es árida e improductiva.
Otro problema que encontró el informe son los porcentajes bajos de tratamiento de aguas negras. Solo dos de tres mexicanos están conectados a una planta pública de tratamiento de aguas residuales, siendo uno de los porcentajes más bajos de la OCDE.
¿Qué se recomienda? La OCDE dijo que México necesita grandes inversiones en el tratamiento y distribución de este recurso natural. Esto para apoyar a una población en crecimiento y evitar futuras crisis hídricas en el país.
La OECD también recomienda fijar cuotas basadas en los costos de suministro, contaminación y recursos (que reflejen la escasez de los recursos hídricos) y atender con medidas focalizadas aspectos de asequibilidad ajenos a la factura por suministro de agua.
Es necesario que el gobierno mexicano continúe impulsando el desarrollo de políticas públicas que incentiven la implementación de tecnologías limpias y la gestión sostenible del agua, y que se establezcan alianzas para enfrentar y superar los retos de la crisis hídrica y el cambio climático.
El fenómeno del crecimiento urbano es una tendencia global. De hecho, según las Naciones Unidas, se estima que el 70% de las personas vivirán en ciudades para 2030. En el caso de México, para esa misma fecha, se proyecta que habrá 20 ciudades con más de un millón de habitantes. Este crecimiento acelerado plantea desafíos significativos, especialmente en relación con los problemas ambientales.
En México, existe un sistema jerárquico de ciudades, en el cual la zona metropolitana de la Ciudad de México tiene la máxima jerarquía, seguida por la zona metropolitana de Guadalajara y la de Monterrey. Este patrón de crecimiento urbano ha exacerbado los problemas ambientales en México, como la contaminación del aire, la pérdida de áreas verdes y la creciente demanda de recursos naturales.
Las grandes ciudades de México suman más de 41 millones de habitantes, mientras que las ciudades medias albergan a 30 millones y las ciudades pequeñas a unos 9 millones. Este continuo crecimiento poblacional en zonas urbanas sigue intensificando los problemas ambientales, lo que requiere de un ordenamiento urbano sostenible para mitigar estos efectos negativos y asegurar un futuro más equilibrado para las generaciones que vienen..
En el planeta Tierra se generan al menos 11,200 millones de toneladas de basura al año y en Latinoamérica y el Caribe unas 216 millones de toneladas.
En México, se producen poco más de 42 millones de toneladas de residuos sólidos al año, de acuerdo con el Gobierno Federal. Al día, un mexicano promedio genera 1.16 kilogramos de basura, siendo de los países de Latinoamérica donde más basura se genera, un claro reflejo de los problemas ambientales que enfrenta el país.
Según el Banco Mundial, la gran cantidad de producción de basura en México tiene varias razones. La primera es el turismo en el país. La segunda, es que las costas mexicanas han servido como vertederos globales de basura, un tema que requiere regulación internacional y que agrava la situación ambiental que ya es alarmante.
¿Cómo contribuir a disminuir este problema? Una de las soluciones más efectivas a nivel industrial es la implementación de programas de reciclaje integral. Las empresas pueden invertir en tecnologías para la clasificación, procesamiento y reutilización de residuos, transformándolos en nuevos materiales o productos. Además, es crucial promover la economía circular, donde los desechos se reintegran en la cadena de producción, reduciendo así la necesidad de materias primas vírgenes.
Otra estrategia es establecer alianzas entre el sector privado y los gobiernos para desarrollar infraestructura de reciclaje a gran escala, facilitando el tratamiento adecuado de los residuos industriales.
Además, la capacitación y sensibilización de los trabajadores también juega un papel fundamental, garantizando que los procesos de reciclaje se realicen de manera eficiente y segura. Esto, además de ayudar a disminuir los problemas ambientales en México, también contribuye a la creación de empleos verdes y a la sostenibilidad a largo plazo del país, consolidando que la industria disminuya su impacto ambiental.
México es uno de los primeros países del mundo en aprobar una ley específica sobre el cambio climático, la Ley General de Cambio Climático. Con la reforma a dicha ley en el 2018, se estableció el objetivo obligatorio de reducir las emisiones nacionales de gases de efecto invernadero (GEI) en un 30% para el 2030 y en un 50% para el 2050.
Asimismo, el país también cuenta con una Estrategia Nacional de Cambio Climático que tiene como objetivo orientar la formulación de políticas en los próximos 40 años. Sin embargo, solo alrededor de la mitad de los estados mexicanos han elaborado un plan estatal sobre el cambio climático y solo siete han aprobado sus propias leyes en el tema, así como solo 11 han comenzado a medir sus emisiones de dióxido de carbono.
No obstante, México como país ha participado activamente en la promoción de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, reflejando el tradicional enfoque multilateral del país en la formulación de la política exterior. Un ejemplo de esto es la participación de México en las conversaciones sobre el cambio climático a nivel global, como la 28ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP28).
Sin embargo, a nivel nacional los problemas ya son críticos y el enfoque proactivo de formulación de políticas ambientales a nivel internacional no está siendo suficiente, pues no va acompañado de un compromiso con la aplicación de las políticas ambientales nacionales.
Dentro de este contexto, la implementación de sistemas fotovoltaicos con el uso de sistemas de almacenamiento de energía y la integración de microrredes de energía limpia en el sector industrial mexicano es una oportunidad clave para enfrentar los problemas ambientales que tiene el país a largo plazo.
La transición hacia fuentes de energía renovable es cada vez más urgente ante el acelerado proceso de deterioro ambiental que está afectando a México y al mundo en general. Además, no solo se trata de un tema ambiental, sino también de una forma de ahorrar en costos de energía y aumentar la resiliencia de las empresas ante los impactos ambientales y económicos.
Es importante que los gobiernos, las empresas y la sociedad en general impulsen la adopción de tecnologías limpias y sostenibles en el sector industrial, con el fin de construir un futuro más próspero, resiliente y sostenible para todos.